La vital vocación espiritual, experimental e improvisadora de Steve Coleman, un saxo alto capaz de triturar bebop, funk, hip-hop, música africana y free-jazz, abre esta noche el 31 Festival Internacional de Jazz de Málaga. El saxofonista estadounidense (Chicago, 1956) es un indómito músico que promete siempre adaptar sus sesiones a la “energía” que perciba en el lugar donde toque.