La Sierra de Montilla, una sierra bastante suave arrancada de la campiña cordobesa, guarda los secretos de los mejores vinos de la D.O.P. Montilla-Moriles. Como guardianes de los viñedos, los lagares ven pasar el tiempo, y generaciones de amantes del vino, sin alterar los encantos de un vino que empieza por ser de tinaja y, quién sabe, quizás acabe madurando su personalidad en una bota de roble americano.