Captagon: las sustancias estupefacientes que han alimentado las guerras a lo largo de la historia

Captagon: las sustancias estupefacientes que han alimentado las guerras a lo largo de la historia
Captagon

El reciente conflicto en Gaza ha dejado al descubierto fascinantes detalles sobre las tácticas utilizadas por los combatientes. Según informes provenientes de fuentes israelíes, se ha descubierto que muchos de los terroristas de Hamas que participaron en los ataques del 6 de octubre de 2023 consumieron una droga llamada Captagon. Esta sustancia no es una droga común, sino una forma de anfetamina que se dice es similar a la que consumían los temidos miembros del grupo Isis.

El Captagon ha adquirido el infame título de «la droga de los kamikazes». Pero, ¿qué hace a esta droga tan especial? Se trata de un compuesto que combina anfetamina y otros estimulantes. Es especialmente popular en los países del Golfo y ha sido repetidamente vinculada a individuos involucrados en combates, especialmente aquellos ligados a ideologías religiosas extremas. Esta droga puede inducir a quien la consume a estados de euforia, resistencia extrema a la fatiga y, preocupantemente, pérdida de juicio. Además, el consumidor puede sentir que no necesita comer ni dormir durante días, adquiriendo una sensación de invulnerabilidad. Es esta peligrosa combinación de síntomas lo que hace que el Captagon sea tan codiciado en situaciones de conflicto.

Aunque pueda parecer un fenómeno moderno, el uso de sustancias en campos de batalla tiene una larga historia. Durante la Segunda Guerra Mundial, se informó que los soldados nazis consumían anfetaminas, específicamente una llamada Pervitin, que les ayudaba a mantenerse alerta y combativos. Del mismo modo, tanto el ejército japonés como los aliados recurrieron a diversas sustancias para soportar las extremas condiciones de la guerra.

No es necesario retroceder mucho en el tiempo para encontrar ejemplos similares. En guerras más recientes, se ha experimentado con drogas como el Modafinil en soldados, buscando prolongar su tiempo de vigilia. Sin embargo, este tipo de sustancias no está exento de riesgos. Se ha sugerido que un piloto estadounidense podría haber consumido anfetaminas antes de cometer un error fatal en Afganistán que resultó en la muerte de soldados canadienses.

A lo largo de la historia, la humanidad ha buscado constantemente ventajas en el campo de batalla, y las sustancias psicoactivas han sido una de ellas. Las drogas no solo se han utilizado para mejorar el rendimiento en combate, sino también para aliviar el dolor y el trauma post-batalla. Sin embargo, es esencial recordar que aunque estas sustancias puedan ofrecer beneficios temporales, también conllevan riesgos significativos. La guerra, con o sin drogas, siempre tiene un alto costo humano.

El uso de drogas como herramienta bélica plantea un intenso debate ético. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para obtener una ventaja táctica? La historia nos ha demostrado que el ser humano, en su afán por dominar y sobrevivir, recurre a cualquier medio. Sin embargo, el costo psicológico y físico de combinar conflictos armados con sustancias potencialmente dañinas es profundo. Estas prácticas no solo ponen en peligro a quienes las consumen, sino que también aumentan el riesgo para todos en el campo de batalla.