Cuando se construyó, en 1921, se consideró toda una proeza de la ingeniería hasta el punto de recibir el apelativo del «sendero más peligroso del mundo». Hablamos del Caminito del Rey, ese que cruza el impresionante Desfiladero de los Gaitanes, que llega a alcanzar una profundidad de hasta 700 metros en algunos puntos, mientras que otros no tiene ni uno de anchura.