Nos vuelven a abrir los ojos. Durante los últimos días estamos viendo imágenes durísimas de los refugiados en las puertas de Europa combatiendo las inclemencias del invierno. Las condiciones extremas han agudizado la dureza de la supervivencia en los campos instalados en las fronteras de nuestro continente. No se puede conocer esa realidad y permanecer impasibles al dolor ajeno.